Misteriosas muertes de aves y peces
Varios científicos chilenos investigan las misteriosas muertes de peces y aves, ocurridas en las últimas semanas. Cientos de pingüinos, millones de peces y cerca de 2.000 pichones de flamencos perecieron en circunstancias no aclaradas en diversos puntos del país.
Algunos ambientalistas culpan al cambio climático, mientras otros acusan a las industrias pesquera y minera, responsabilizándolas de provocar un desastre en los ecosistemas de Chile, hábitats de rica flora y fauna.
Las muertes que tanto perturban a los científicos comenzaron a finales de marzo, con el descubrimiento de los cadáveres de unos 800 pingüinos en una playa del sur del país.
Es bastante común que algunos pingüinos mueran atrapados en las redes de los pescadores locales, pero eso se descartó como la causa de muerte simultánea de tantos especímenes.
Algunos ambientalistas culpan a la pesca excesiva, que los deja sin alimento.
Alex Muñoz, director ejecutivo de Oceana, un grupo internacional de conservación marina, dice que "una explicación posible de la muerte de los pingüinos es que no hayan encontrado suficiente comida. Se alimentan de las sardinas, por ejemplo, y si tienes una sobreexplotación de sardinas en Chile, entonces puede empezar a haber otras especies que se alimentan de ellas que se mueren de hambre".
Poco después de este macabro descubrimiento, hubo que llamar al ejército para que retirara millones de sardinas de otra playa del sur.
Tan apestoso era el mal olor que las escuelas del lugar debieron suspender las clases.
Y mientras los científicos se preguntaban por un posible vínculo entre ambos incidentes, de la noche a la mañana, miles de ejemplares de una peculiar subespecie de flamenco andino abandonaron sus nidos en un lago salado del desierto de Atacama en el norte del país.
Al no ser empollados, los polluelos no maduraron. Cerca de 2.000 crías murieron.
Algunos ecologistas han responsabilizado a las compañías mineras de alterar el hábitat de los flamencos al utilizar el agua subterránea.
Otros especulan que los intensos calores del verano evaporaron agua del lago, volviéndolo más salado. Esto podría haber matado a las algas, de las cuales se alimentan los flamencos, lo que habría forzado a los flamencos a emigrar.
Los expertos dicen estar desconcertados ante tamaña pérdida ecológica en tan poco tiempo, y el gobierno ha ordenado que se desarrollen investigaciones.
Algunos ambientalistas culpan al cambio climático, mientras otros acusan a las industrias pesquera y minera, responsabilizándolas de provocar un desastre en los ecosistemas de Chile, hábitats de rica flora y fauna.
Las muertes que tanto perturban a los científicos comenzaron a finales de marzo, con el descubrimiento de los cadáveres de unos 800 pingüinos en una playa del sur del país.
Es bastante común que algunos pingüinos mueran atrapados en las redes de los pescadores locales, pero eso se descartó como la causa de muerte simultánea de tantos especímenes.
Algunos ambientalistas culpan a la pesca excesiva, que los deja sin alimento.
Alex Muñoz, director ejecutivo de Oceana, un grupo internacional de conservación marina, dice que "una explicación posible de la muerte de los pingüinos es que no hayan encontrado suficiente comida. Se alimentan de las sardinas, por ejemplo, y si tienes una sobreexplotación de sardinas en Chile, entonces puede empezar a haber otras especies que se alimentan de ellas que se mueren de hambre".
Poco después de este macabro descubrimiento, hubo que llamar al ejército para que retirara millones de sardinas de otra playa del sur.
Tan apestoso era el mal olor que las escuelas del lugar debieron suspender las clases.
Y mientras los científicos se preguntaban por un posible vínculo entre ambos incidentes, de la noche a la mañana, miles de ejemplares de una peculiar subespecie de flamenco andino abandonaron sus nidos en un lago salado del desierto de Atacama en el norte del país.
Al no ser empollados, los polluelos no maduraron. Cerca de 2.000 crías murieron.
Algunos ecologistas han responsabilizado a las compañías mineras de alterar el hábitat de los flamencos al utilizar el agua subterránea.
Otros especulan que los intensos calores del verano evaporaron agua del lago, volviéndolo más salado. Esto podría haber matado a las algas, de las cuales se alimentan los flamencos, lo que habría forzado a los flamencos a emigrar.
Los expertos dicen estar desconcertados ante tamaña pérdida ecológica en tan poco tiempo, y el gobierno ha ordenado que se desarrollen investigaciones.
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