Un poco más cerca de encender la tele con el pensamiento

No tienes que ser un personaje de ciencia ficción para mover objetos con tu mente. 
Tampoco pretendas sacar de un pantano a una nave espacial como lo hizo Yoda en el "Imperio contraataca" de la Guerra de las Galaxias. 
Sin embargo, sí es posible que controles con tu mente un automóvil de juguete a distancia, que conduzcas una silla de ruedas y que guíes el caparazón de un robot. "Lo primero que tienes que hacer es despejar tu mente para que llegues a un punto en el que no pienses en nada", señaló Ed Jellard, un joven con un título un tanto estrafalario: inventor en jefe. 
Nos encontramos en una de las salas de pruebas del laboratorio de Tecnologías Emergentes de IBM, en Winchester, Inglaterra.  En mi cabeza tengo una especie de auriculares o casco que parece un calamar de plástico negro. Sus 14 tentáculos, cada uno cubierto con un eléctrodo humedecido, tienen como objetivo detectar señales cerebrales específicas.  Al frente de nosotros hay una pantalla de una computadora que muestra la imagen de un cubo que flota. A medida que pienso en empujarlo, el cubo responde moviéndose a la deriva. Es importante admitir que el sistema requirió de un proceso de entrenamiento para llevar a cabo esa única tarea. Sin embargo, ya aprendió a asociar un pensamiento determinado con un movimiento en particular. 
Los auriculares, que fueron desarrollados por la compañía australiana Emotiv para la industria de los juegos, no son nuevos. Pero es recién ahora que las compañías como IBM están empezando a aprovechar la riqueza de la información que esos dispositivos pueden proporcionar. Por medio de software desarrollado internamente, los investigadores han comenzado a vincular los auriculares de Emotiv con elementos como un vehículo de juguete, un interruptor de la luz y un televisor. Las señales de control provienen de dos fuentes principales: electroencefalografías para medir la actividad cerebral y lecturas de los impulsos nerviosos que viajan hacia los músculos. 
Nuevas técnicas para procesar ese tipo de información permite que se desarrollen aplicaciones sofisticadas para el mundo real. El equipo de programadores ya ha usado el sistema para ayudar a un paciente con el síndrome locked-in, que consiste en un desorden neurológico en el que se preserva la conciencia, pero que en el que hay parálisis corporal, excepto en los ojos. Se trata de un síndrome en el que una mente saludable y activa queda atrapada en un cuerpo que no se puede mover, tras sufrir un derrame cerebrovascular. "Vinculamos los auriculares al software de IBM. Cuando el paciente empujó el cubo en la pantalla, fue como si le hubiese hecho un clic al ratón de la computadora. Fue capaz de usar el ordenador", señaló Kevin Brown, de IBM. 
Muchas tecnologías relacionadas con el control mental están diseñadas para ayudar a restaurar la habilidad física en quienes la han perdido. En la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (EPFL), en Suiza, los investigadores han utilizado una interfaz que conecta el cerebro con la computadora para crear sillas de ruedas y robots que pueden ser controlados desde la distancia a través del pensamiento. 
"Un paciente incapacitado que no puede moverse puede, en cambio, navegar como un robot alrededor de su casa para participar en la vida social de la familias", explicó el profesor Jose del Millan. "Para hacer eso, un casco detecta la intención de algunos movimientos físicos y los traduce en acciones". 
La compañía japonesa Cyberdyne está ayudando a personas que no pueden caminar a recuperar su movilidad, al "vestirlos" con un traje robótico llamado Hal. Así como IBM utiliza la información que proviene de los impulsos nerviosos, en lugar de la que procede de las ondas cerebrales, Cyberdyne utiliza pequeños sensores en las extremidades para medir la intención de moverse de las personas, independientemente de si la acción física es imposible. El cuerpo del robot responde moviendo sus brazos y sus piernas. 
Cámaras conectadas a internet y pantallas de computadoras permiten que el usuario pueda pilotear la máquina y comunicarse con sus amigos y familiares a través de su cuerpo robótico. 
Pero el ámbito médico no es el único que se ha visto beneficiado por este tipo de tecnologías. La EPFL ha trabajado junto al fabricante de vehículos Nissan para desarrollar un vehículo inteligente que puede usar información procedente de las ondas cerebrales. Equipado con numerosos sensores externos y cámaras, los sensores que captan las ondas cerebrales leen lo que el piloto está planeando hacer. Una vez anticipadas sus intenciones, el automóvil actúa sin que haya desperdicio de tiempo a la espera del movimiento físico. Para aquellos que prefieran ejercer el poder de empujar el pedal, Toyota está trabajando con Saatchi & Saatchi, Parlee Cycles y DeepLocal para desarrollar una bicicleta, cuya palanca de cambios está basada en los pensamientos del ciclista. 
Los auriculares y los cascos ofrecen opciones sencillas y baratas para adentrarse en la mente. Pero hay otras técnicas, más invasoras, que se han desarrollado. En el Instituto de Ciencia Cerebral Brown de Estados Unidos, los científicos están ocupados insertando chips en el cerebro humano. La tecnología, llamada BrainGate, envía las órdenes mentales directamente a una computadora. Las personas todavía tienen que estar físicamente "conectadas" a una computadora a través de cables que salen de sus cabezas al estilo de la película The Matrix. Sin embargo, el equipo está trabajando en hacer chips miniaturas y en hacerlos inalámbricos. BrainGate está explorando los resultados de sus estudios para controlar el cursor de una computadora, el teclado táctil de una pantalla o incluso manipular brazos robóticos. Tras hacer pruebas con monos, los científicos han comenzado a hacer ensayos con personas. 
El investigador John Donoghue espera que un día su estudio ayude a personas con lesiones en la médula espinal o con el síndrome locked-in a volver a caminar con tan solo pensar en mover sus extremidades. Pero extraer información del cerebro, ya sea con sensores internos o externos, es sólo una parte de la historia. Gran parte de los esfuerzos de la investigación actual tiene en la mira procesos que permitan usar eficientemente los vastos torrentes de información que el cerebro produce. 
Convertir los pensamientos análogos en información digital unirá directamente a los seres humanos con redes de información electrónica como internet. El cerebro se convierte en otro sensor para ser analizado e interrogado. 
Y a medida que las técnicas se vuelven más sofisticadas, la tecnología irá más allá de un simple dispositivo de control. "A la gente le gusta la información", explica Ed Jellard de IBM. "Si puedes ver patrones de información, las personas más curiosas estarán más interesadas en ver lo que pasa en sus cerebros y cómo va cambiando con el paso del tiempo". "Yo estaría interesado en saber si mi cerebro se está volviendo más fuerte y si mis pensamientos son más intensos. Las cosas así pueden ser más útiles". Mientras es posible traducir ondas cerebrales en información que puede ser procesada por máquinas, siempre habrá algo único y especial sobre las señales que se producen dentro de nuestros cráneos. 
No son iguales a rayos láser en un cable de fibra óptica o a electrones en una computadora. Intervenir en la mente siempre desatará preguntas filosóficas y éticas, indicó el profesor Noel Sharkey. "Una vez el ámbito militar pueda conseguir algo, impulsará (la tecnología) con contundencia", señaló el experto.
 "En estos momentos, están llenando el espacio aéreo de Afganistán con aviones no tripulados que sólo una persona controla, pero si consiguen cascos lo suficientemente desarrollados, serán capaces de controlar un número de aviones o de robots de combate directamente con sus pensamientos". También hay preguntas sobre las variantes que se introducirán en las actividades delictivas del ciberespacio. "Imagínese que tiene en su cabeza una clase de dispositivo computacional inalámbrico para ejercer control mental. ¿Qué pasaría si alguien lo hackea? ¿Qué podrían hacerle a usted y a su propiedad?", reflexionó el profesor Sharkey. "¿Y qué si lo obligan a llevarlo y otra persona controla sus pensamientos, forzándolo a hacer cosas?" 
Las posibilidades, ambas positivas y negativas, son literalmente alucinantes

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