Una historia de seis años


Fue el 23 de febrero de 2002 cuando la entonces candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, fue secuestrada por las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El secuestro se produjo apenas tres días después de que el gobierno del ahora ex presidente Andrés Pastrana, diera por terminado el proceso de paz con ese grupo guerrillero.
Junto a Betancourt también fue secuestrada Clara Rojas, su compañera de fórmula electoral que fue liberada en enero.
Ambas fueron secuestradas por un grupo de rebeldes que detuvieron el automóvil en el que se desplazaban.
Betancourt y Rojas estaban haciendo campaña electoral en una región en el sur de Colombia bajo control de las FARC.
Ingrid Betancourt había sido una severa crítica de las FARC durante su campaña política a la Presidencia, aunque el gobierno le advirtió de los peligros que corría al visitar San Vicente del Caguán.
Betancourt formaba parte de un grupo de 40 rehenes de "alto perfil" en poder de las FARC, que el grupo guerrillero había ofrecido liberar si el gobierno colombiano ponía en libertad a cientos de guerrilleros presos y establecía una zona desmilitarizada.
Sin embargo, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, ha mantenido una línea dura, insistiendo en que cualquier liberación de rebeldes debe contar con garantías de que éstos no recurrirán a las armas nuevamente.
El noviembre pasado, pocos días después de que el gobierno de Álvaro Uribe diera por finalizada la mediación del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en la búsqueda de un acuerdo para un intercabio humanitario con las FARC, se hicieron públicas las primeras pruebas de vida de la ex candidata presidencial desde 2003: un video en el que se la veía demacrada y con semblante triste, y una carta que le escribió a su madre.
"Aquí vivimos muertos", escribió Betancourt.
"Estoy mal físicamente. No he vuelto a comer...

el apetito se me bloqueó, el pelo se me cae en grandes cantidades".
Éste es un momento muy duro para mí. Piden pruebas de supervivencia a quemarropa y aquí estoy escribiéndote mi alma tendida sobre este papel", se podía leer en la misiva.
Betancourt nació en Colombia el 25 de diciembre de 1961, pero creció en París donde su padre era diplomático.

Su madre, Yolanda Pulecio, es una ex reina de belleza en Colombia que luego trabajó en el Congreso de ese país.
Su padre, el ex ministro Gabriel Betancourt Mejía, murió tras complicaciones cardiovasculares y respiratorias sólo un mes después del secuestro de su hija.
Ingrid Betancourt se casó -y posteriormente se divorció- del diplomático francés Fabrice Delloye, tras lo cual logró obtener la ciudadanía francesa.
Tiene dos hijos, Melanie y Lorenzo.
En 1989, Betacnourt regresó a Colombia para dedicarse activamente a la vida política.
En 1994 resultó electa a la Cámara de Representantes tras una campaña centrada en la lucha contra la corrupción.
Posteriormente, Betancourt formó Oxígeno, el nombre de su propio partido de línea ecologista y fue elegida senadora en 1998.
En los últimos meses la familia de Betancourt había intensificado la campaña para lograr un acuerdo humanitario que posibilitara la liberación de la política y de los demás secuentrados en manos de las FARC.
Además, desde que Nicolas Sarkozy accediera a la Presidencia de Francia en mayo de 2007, el gobierno galo multiplicó los contactos para lograr la liberación de Betancourt.
El corresponsal de BBC Mundo en Colombia, Hernando Salazar indicaba en ese momento que "hay mucha preocupación por la suerte de la ex candidata, cuya salud se veía deteriorada" en el video hecho público en noviembre pasado.
Su esposo, Juan Carlos Lecompte, le dijo a BBC Mundo que, después de seis años, la familia se siente sola y se quejó de que en Colombia no haya muchas voces que pidan un acuerdo humanitario.
El pasado 10 de enero, el grupo guerrillero entregó a la ex candidata a la vicepresidencia Clara Rojas y la ex congresista Consuelo González Perdomo a delegados de Venezuela en el sur de Colombia.
La liberación de las dos mujeres fue presentada por la guerrilla como un desagravio hacia Chávez y Córdoba, cuya mediación para un canje de rehenes por presos fue interrumpida en noviembre por el presidente Uribe.

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