Una mas de nuestros queridos honorables miembros del Congreso
La mala educación
Desde que la polémica por el acuerdo del Gobierno-Microsoft estallara un lejano 23 de julio, muchos fenómenos sorprendentes se han sucedido con rapidez.
No es mi idea analizarlos ahora porque espero hacerlo más adelante, con la frialdad que aporta la distancia, pero si algo de sus conclusiones puedo atisbar desde aquí es que nadie -ni partícipes, ni antagonistas ni espectadores- estábamos preparados para lo que esto iba a generar.
Y me gustaría pensar que es precisamente esa inexperiencia, ese pasmo entre temeroso y maravillado ante lo desconocido, lo que provocó el triste espectáculo del que ayer miércoles todos fuimos víctimas en el Congreso Nacional de Chile.
(No, esta vez nadie bailó el Koala).
Para quienes no estén al tanto -cosa muy probable pues la mayoría de los medios dieron la espalda al asunto al ver que no había sangre- resumo:
Hace una semana, la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, acordó citar a nuestro ministro de economía Alejandro Ferreiro y al gerente de Microsoft, Hernán Orellana, a explicar en detalle los términos de este acuerdo por el que se estaba armando tanto barullo.
Sin embargo, 3 representantes de la ciudadanía también fueron invitados a exponer sus puntos de vista: Luis Ramírez, académico de la Universidad de Chile y gestor de UCPN; Rodrigo Hollmann, autor de minuciosos análisis sobre la materia; más Cristián Sepúlveda, activo miembro de Liberación Digital.
Los 3 se prepararon durante días para afinar detalles de su presentación, unificaron su discurso e incluso se reunieron con representantes del gobierno como Alejandro Barros y otros asesores para intercambiar puntos de vista.
¿El resultado? Una sucesión tragicómica de hechos a la que cuesta dar nombre.
Desde que la polémica por el acuerdo del Gobierno-Microsoft estallara un lejano 23 de julio, muchos fenómenos sorprendentes se han sucedido con rapidez.
No es mi idea analizarlos ahora porque espero hacerlo más adelante, con la frialdad que aporta la distancia, pero si algo de sus conclusiones puedo atisbar desde aquí es que nadie -ni partícipes, ni antagonistas ni espectadores- estábamos preparados para lo que esto iba a generar.
Y me gustaría pensar que es precisamente esa inexperiencia, ese pasmo entre temeroso y maravillado ante lo desconocido, lo que provocó el triste espectáculo del que ayer miércoles todos fuimos víctimas en el Congreso Nacional de Chile.
(No, esta vez nadie bailó el Koala).
Para quienes no estén al tanto -cosa muy probable pues la mayoría de los medios dieron la espalda al asunto al ver que no había sangre- resumo:
Hace una semana, la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, acordó citar a nuestro ministro de economía Alejandro Ferreiro y al gerente de Microsoft, Hernán Orellana, a explicar en detalle los términos de este acuerdo por el que se estaba armando tanto barullo.
Sin embargo, 3 representantes de la ciudadanía también fueron invitados a exponer sus puntos de vista: Luis Ramírez, académico de la Universidad de Chile y gestor de UCPN; Rodrigo Hollmann, autor de minuciosos análisis sobre la materia; más Cristián Sepúlveda, activo miembro de Liberación Digital.
Los 3 se prepararon durante días para afinar detalles de su presentación, unificaron su discurso e incluso se reunieron con representantes del gobierno como Alejandro Barros y otros asesores para intercambiar puntos de vista.
¿El resultado? Una sucesión tragicómica de hechos a la que cuesta dar nombre.
Primero, la sesión no comenzaba debido a que no se contaba con el quórum mínimo de parlamentarios, demostrando el profundo interés de los honorables en el tema. Ya iniciada, sólo se dejó ingresar al Ministro con sus asesores y los representantes de Microsoft.
Los chicos debieron esperar fuera hasta que llegara “su turno”.
El tiempo transcurría sin noticias, hasta que los invitados insignes abandonaron la sala sin hacer comentarios. Así, cuando finalmente nuestros representantes ingresaron a la sala -y visto que sólo restaban 5 minutos- los diputados sólo atinaron a proponer… que regresaran en la próxima sesión.
Desde luego, Luis, Rodrigo y Cristián no iban a ceder fácilmente y a punta de insistencia -junto con recordarles que el evento se estaba emitiendo vía Web- lograron que los parlamentarios se quedaran a escucharlos.
Terminada la exposición, intervinieron los diputados Sepúlveda (RN), Enríquez-Ominami (PS) y Arenas (UDI), se dio espacio para preguntas… hubo un silencio sepulcral… y san se acabó. Por favor envíennos la presentación, los documentos y será hasta una próxima oportunidad.
Coronando la jornada, cuando el ministro Ferreiro sale de la Cámara asegura a la agencia UPI que “la casi totalidad, sino el 100% de las críticas, carecen de fundamento“.
Los chicos debieron esperar fuera hasta que llegara “su turno”.
El tiempo transcurría sin noticias, hasta que los invitados insignes abandonaron la sala sin hacer comentarios. Así, cuando finalmente nuestros representantes ingresaron a la sala -y visto que sólo restaban 5 minutos- los diputados sólo atinaron a proponer… que regresaran en la próxima sesión.
Desde luego, Luis, Rodrigo y Cristián no iban a ceder fácilmente y a punta de insistencia -junto con recordarles que el evento se estaba emitiendo vía Web- lograron que los parlamentarios se quedaran a escucharlos.
Terminada la exposición, intervinieron los diputados Sepúlveda (RN), Enríquez-Ominami (PS) y Arenas (UDI), se dio espacio para preguntas… hubo un silencio sepulcral… y san se acabó. Por favor envíennos la presentación, los documentos y será hasta una próxima oportunidad.
Coronando la jornada, cuando el ministro Ferreiro sale de la Cámara asegura a la agencia UPI que “la casi totalidad, sino el 100% de las críticas, carecen de fundamento“.
Interesante declaración.Más considerando que no se quedó a escucharlas. ¿…?
(Pueden acceder a un relato pormenorizado en Liberación Digital o al reporte de Emol).
Sobra decir que coincido con el pesar de Cristián al sentirse ninguneado. Es impresentable que la Cámara de Diputados -nuestros representantes- no sólo ignoren el tema, sino a quienes desinteresadamente invirtieron su tiempo para llevarles nuestras inquietudes.
Claro, podemos entender que siempre hay suficiente tiempo para escuchar a un Ministro de Estado o a un alto ejecutivo de una empresa privada. Después de todo, los otros eran sólo… ciudadanos.
Sobra decir que coincido con el pesar de Cristián al sentirse ninguneado. Es impresentable que la Cámara de Diputados -nuestros representantes- no sólo ignoren el tema, sino a quienes desinteresadamente invirtieron su tiempo para llevarles nuestras inquietudes.
Claro, podemos entender que siempre hay suficiente tiempo para escuchar a un Ministro de Estado o a un alto ejecutivo de una empresa privada. Después de todo, los otros eran sólo… ciudadanos.
Tomado de un post del Francotirador 09 Aug 2007
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