Birmania: sigue desafío de los monjes

Unos dicen que son 1.000. Otros aseguran que son 10.000.

Pero lo que nadie pone en duda es que son muchos los monjes budistas y los civiles que salieron a las calles de Rangún para protestar contra el gobierno militar de Birmania.
Los manifestantes se congregaron pese a que horas antes varios camiones con equipos de sonido recorrieron las calles de la capital birmana advirtiendo a los ciudadanos que no se sumaran a las protestas.
Las advertencias, que algunos consideran amenazas, no sirvieron de mucho. La organización clandestina que coordina las manifestaciones (que comenzaron en protesta por el aumento en el precio del combustible y ahora piden la caída del gobierno militar) asegura que la inconformidad va en aumento.
Muchos se congregaron frente a la pagoda Shwedagon, el templo más importante del país, protegida por vehículos militares, y de ahí continuaron su marcha.
El corresponsal de la BBC para el Sureste Asiático, Jonathan Head, informó que los monjes budistas han estado repartiendo fotografías del héroe de la independencia Aung San, padre de la dirigente de oposición Aun San Suu Kyi, quien ha estado bajo arresto domiciliario 11 de los últimos 18 años.
Hay versiones de que los monjes también portan banderas con la imagen de un pavor real en actitud de pelea, como la que usaron los estudiantes durante el levantamiento por la democracia en 1988.
La junta militar, que reprimió violentamente las manifestaciones de hace 19 años matando a unas 3.000 personas, advirtió que está lista para actuar contra los monjes, a quienes ordenó no meterse en política y a los que acusa de permitir que los manipule la prensa extranjera.
El presidente de Estados Unidos George Bush tiene previsto anunciar este martes nuevas sanciones contra el gobierno militar de Birmania, durante su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Washington espera que el pronunciamiento de Bush aliente a otros países a tomar medidas contra el gobierno militar y refuerce la determinación de los manifestantes.
Según el corresponsal de la BBC Andrew Harding, es probable que las autoridades birmanas estén bajo considerable presión de China para evitar derramamiento de sangre e inestabilidad, pese a que Pekín declaró que no piensa intervenir en los asuntos internos de sus vecinos.
"China siempre adopta una política de no interferencia, y como vecina de Birmania espera ver estabilidad y desarrollo económico en Birmania", señaló en conferencia de prensa la portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores Jiang Yu.
La Unión Europea también ha pedido a la junta militar que muestre "el mayor control posible" ante las protestas, y que aproveche la oportunidad para "lanzar un proceso de reforma política real".
El exiliado guía espiritual de Tibet, el Dalai Lama, también apoya el llamado de los monjes a la libertad y la democracia.
BBC Mundo

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