Estudio revela que la Tierra albergó en sus entrañas un océano de magma

Los que se observan en su superficie no han sido los únicos mares que la Tierra ha albergado a lo largo de la historia, pues en sus orígenes el conocido como "planeta azul" tuvo en sus entrañas un enorme océano de magma.
Esto es lo que revela ahora un estudio de científicos de varias entidades académicas francesas, entre ellas la Universidad de Lyon, del que da cuenta en su último número la revista británica Nature y que saca a la luz el pasado más íntimo y desconocido de nuestro planeta.
Este océano de material mineral fundido, que cuando sale a la superficie por los volcanes adquiere el nombre de lava, presentaba un grosor de unos 1.000 kilómetros y se localizaba al final del manto terrestre, la capa inmediatamente inferior a la corteza que se extiende desde unos 30 hasta 2.900 kilómetros de profundidad.
Con el paso del tiempo, una parte de esta ingente cantidad de magma se fue cristalizando hasta dar lugar finalmente a distintas especies de minerales, y la otra se conservó en estado líquido, lo que ha puesto sobre la pista de ese océano a los científicos.
"En nuestra investigación mostramos que una capa estable de un denso material fundido localizado en la base del manto en los orígenes de la Tierra sufrió una posterior cristalización parcial", explican los expertos en la revista.
Esa enorme extensión de magma es la pieza clave que da sentido, según los expertos, a la existencia de unos materiales tan distintos como incompatibles que forman lo que definen como una "reserva geoquímica" en el manto terrestre.
"La distribución de las especies geoquímicas en el interior de la Tierra es fruto de los procesos de fundición y cristalización parciales que están íntimamente relacionados con la evolución térmica del manto", comentan los científicos.
"La existencia añaden de parches de denso material parcialmente fundido en la base del manto terrestre, así como los cálculos de las temperaturas y la cantidad de enfriamientos a los que ha sido sometido el núcleo del planeta a lo largo de su historia, sugieren que en el pasado se produjo un intenso proceso de fundición".
Y es que la formación del magma mediante la fundición del material sólido depende de tres factores físicos: temperatura, presión y composición, por lo que este fenómeno se produce preferentemente en lugares como los límites de las placas tectónicas, donde la fricción libera calor.
Según los investigadores, el grado de estabilidad química y gravitatorio de ese océano determinó la mayor o menor cantidad de tiempo que el magma se mantuvo como tal en el interior de una Tierra recién formada.
"La estabilidad gravitatoria agregan se produce si el material fundido en las profundidades del manto de la Tierra se hace más denso que los minerales sólidos de esta capa, lo que puede producirse por un aumento en los niveles de hierro".
EFE

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