Astronautas logran reparar paneles solares durante peligrosa caminata espacial


Los astronautas Scott Parazynski y Douglas Wheelock repararon hoy los paneles solares en la Estación Espacial Internacional durante una peligrosa caminata, lejos de la escotilla de entrada y con el riesgo de sufrir descargas eléctricas.
Parazynski, el hombre encargado de la tarea más delicada, trabajó encaramado en una extensión de un brazo robótico de casi 30 metros de largo a sólo unos centímetros de distancia de los paneles, por los que pasaba una corriente de más de 100 voltios.
Todo salió bien, sin embargo, durante la larga caminata, de 7 horas y 19 minutos, que duró 39 minutos más de lo previsto, y al final de la cual los dos astronautas tenían niveles muy bajos de oxígeno. Eso les impidió buscar unos alicates que quedaron flotando en el vacío.
Su pérdida fue la única incidencia de la salida al espacio, pese a que la NASA la tuvo que improvisar a última hora para arreglar los paneles, que sufrieron dos rasgaduras el martes cuando eran desplegados.
Para la Agencia espacial, su reparación era muy importante, pues sin ellos no podría haber continuado la construcción de la Estación, al no contar con suficiente energía para nuevos equipamientos, como el laboratorio europeo que llegará en diciembre a bordo del transbordador Atlantis.
Parazynski, que es médico, salvó a la NASA del apuro con un trabajo de cirujano. "Están un poco lejos", dijo Parazynski, que mide 1,85 metros, mientras se estiraba para alcanzar los cables que habían roto en dos puntos el material dorado del que están hecho los paneles.
"Para eso tienes brazos de mono", le respondió Pamela Melroy, la comandante del Discovery, desde dentro de la Estación, a la que el transbordador se acopló el 25 de octubre.
A continuación Parazynski desenredó y cortó algunos de los cables. "Tal vez los guardaré en una caja en algún sitio", dijo Parazynski sobre los pedazos que tenía en sus manos.
Mientras, el reloj corría y el Centro Espacial Johnson, en Houston (Texas) se lo recordó al equipo que daba vueltas alrededor de la Tierra. "El tiempo es algo esencial", dijeron los controladores.
Parazynski también cosió cinco especie de correas o abrazaderas, de 4,6 metros de largo, hechas con los materiales disponibles en la Estación y cuyo propósito es impedir que se agranden las rasgaduras.
Una vez terminado el trabajo, los operadores del brazo robótico, dentro de la Estación, movieron lejos de los paneles a Parazynski y Wheelock, que supervisaba la operación desde la viga central, también en el exterior de la nave.
"No pongas tus manos ahí, Wheels", le dijo Melroy a Wheelock, en referencia a las placas solares, mientras que Parazynski le recomendó que "no las chupes".
Con los parches instalados, los paneles, que van empaquetados en forma de acordeón, se extendieron totalmente. "!Qué gran logro!", exclamó Parazynski, que ha participado en las cuatro caminatas realizadas durante la actual misión del Discovery.
La NASA consideraba esta salida al vacío especialmente peligrosa porque Parazynski tenía que trabajar en un punto muy lejano de la escotilla de entrada a la Estación, a través del compartimento "Quest" de despresurización.
Además, existía la posibilidad de que el astronauta recibiera una descarga eléctrica y para evitarlo la tripulación cubrió con varias capas de cinta aislante todas las partes de metal de su traje espacial y sus herramientas.
No obstante, los paneles parcialmente desplegados suponían un peligro para la Estación, ya que las rasgaduras podrían haber empeorado y la pieza entera podría haber desestabilizado el complejo espacial.
Los siete tripulantes del Discovery abandonarán, aliviados, la Estación el lunes y aterrizarán el miércoles, tras una misión de 16 días, en lugar de los 14 previstos inicialmente.
EFE

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