Los perros de la fama

Cuando el Instituto de Cine Británico decidió entregar premios a animales que habían participado en películas memorables, muchos pensaron que solo a los ingleses se les podía incurrir semejante acto de extravagancia artística.
Los corgies que participaron en cinta La Reina -cuya protagonista Helen Mirren se llevó el oscar a la mejor actriz- barrieron, de forma predecible, con el galardón.
Pero la cosa no queda ahí. Ahora, una organización británica está planeando rendirles homenaje a los héroes de cuatro patas que han enaltecido el séptimo arte con su presencia canina.
Los perros de la pantalla no reciben los homenajes de sus equivalentes humanos.
Sin embargo, sus ladridos, sus saltos, y sus monerías, por decirlo de alguna manera, son indispensables para que las audiencias de matiné celebren, o se echen a llorar con una escena conmovedora.
Y hasta los adultos sueltan un par de lágrimas sin ningún tipo de vergüenza.
Por ello, el Kennel Club o Club de los Perros, dio a conocer un Paseo de la Fama, en el parque londinense de Battersea.
En él, esas mascotas de la pantalla serán inmortalizadas con un boulevard de las estrellas, al estilo de Hollywood, y con bancas que tendrán placas con su nombre.
Se trata de un homenaje que trasciende varias generaciones y la vida de muchos de estos perros ilustres.

Aquí hay varios favoritos.
Por ejemplo, los más viejos se alegrarán al saber que Lassie, ese perro elegante que consoló a miles de niños, mientras sus padres luchaban contra el nazismo en las playas de Normandía, es candidato firme a una placa.
Toto, el perro de Dorothy en El Mago de Oz no aparece, para decepción de muchos, como un can muy popular. Digamos que no es un problema de carisma sino más bien de anonimato.
Muy poca gente lo recuerda, ocupada en estudiar los modales del león y del hombre de hojalata.
Milú, el perro del personaje de comics Tin Tin, un fox terrier que nunca cambia de expresión, es también favorito.
Junto a ellos, dos de los 101 dálmatas, Pongo y Perdia, le disputan a La Dama y el Vagabundo, un lugar destacado en las artes de la ingenuidad amorosa.
¿Quién que haya visto la película no recuerda a La Dama y el Vagabundo, que llegan a la cúspide del romance comiéndose el mismo tallarín?

Nuevos héroes
Pasando a tiempos un poco más modernos, tenemos a Gromit, la mitad más ingeniosa de Wallace y Gromit.
Se trata de una pareja de plastilina que combina las simplonada del humano, es decir Wallace, con la paciencia del perro, Gromit.
Por ahí se despunta Fang, el perro del inmenso Hagrid, un cobarde entrañable que le tiene miedo al Bosque Prohibido en Harry Potter.
Es un perro enorme, un mastín napolitano que no tiene nada de mago pero que conmueve con su falta de heroísmo.
En fin, que hay candidatos desconocidos y famosos.
Pero todos tienen en común algo que llega al alma de los productores: que nunca se quejan del sueldo.

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