Mitología Griega ...El Juicio de Paris

Paris fue el segundo hijo de Príamo y Hécuba, reyes de la ciudad de Troya. Cuando faltaba poco para su nacimiento, la reina Hécuba tuvo en sueños una visión, en la que se vió a sí misma arrojando una antorcha que incendiaría Troya. Al consulta con un oráculo se les dijo que su hijo traería la destrucción de su ciudad, y que para evitarlo deberían darle muerte al nacer.
Incapaces de matar al niño, Príamo y Hécuba encargaron a uno de sus criados, Agelao, que lo abandonara en el monte Ida. Durante cinco días una osa acudió para amamantar al niño, y Agelao, que regresó para recoger sus restos, lo encontró vivo y, considerándolo un prodigio, lo entregó a los pastores del monte para que lo cuidaran. Paris creció desconociendo su origen y se convirtió en un muchacho de gran belleza. Cuidaba los rebaños contra los ladrones, por lo que los pastores lo llamaron Alejandro, o sea "quien protege a los hombres".
Cierto día los criados de Príamo fueron a a buscar un toro que formaba parte del rebaño de Paris, y por el que éste sentía mucho afecto. Al enterarse de que este toro estaba destinado a los juegos en honor del hijo de Príamo, a quien se creía muerto y que no era sino él mismo, Paris decidió participar en las competencias y rescatar al animal. Se presentó en Troya y compitió contra sus propios hermanos, venciendo en todas las pruebas. Uno de sus hermanos, Deífobo, montó en cólera y decidió matarlo con su espada, por lo que Paris huyó y se refugió en el templo de Zeus.
En el templo se encontraba Casandra, hija de los reyes y por lo tanto hermana de Paris. A Casandra se le había concedido el don de predecir el futuro, pero estaba condena a que nadie creyera en sus profecías. Al ver a Paris lo reconoció de inmediato y lo llevó ante sus padres, y al relatar Paris las circunstancias en las que fue hallado en el bosque, y al mostrar las ropas con las que había sido envuelto cuando niño, los reyes reconocieron en él a su hijo y lo recibieron con gran alegría.
La familia real de Troya hubiero vivido así en felicidad y prosperidad. Pero Zeus, considerando que la raza humana se había multiplicado en demasía, decidió crear una guerra para reducir la población. Los dioses se habían reunido para celebrar el matrimonio de Tetis y Peleo, y por orden de Zeus llegó Éris, la discordia, y arrojó entre Atenea, Hera y Afrodita una manzana de oro diciendo que era un regalo para la más hermosa. Atenea la recogió, Hera se la arrebató, y Afrodita la reclamó para sí misma.
Ninguno de los dioses quiso tomar partido en esta discusión, y Zeus encargó a Hermes que guiara a las tres diosas al monte Ida, para que Paris fuera el juez. Temeroso al estar frente a las tres divinidades, Paris trató de alejarse, pero Hermes lo convenció de que juzgara en la disputa de las diosas.
Hera le prometió a Paris el dominio de toda Asia si decidía en su favor. Atenea le ofreció la virtud de la prudencia y la sabiduría, además de la victoria en todas las batallas. Afrodita le ofreció darle el amor de la mujer más hermosa del mundo, Helena, esposa del rey Menelao de Esparta. Paris decidió en favor de Afrodita, y con ésto selló el destino de su ciudad.
Paris viajó entonces a Esparta, sin creer en las palabras de su hermana Casandra sobre el sufrimiento que su aventura traería a Troya. Fue recibido con grandes honores por el propio Menelao, por Helena y sus hermanos, los Dióscuros. Mientras Paris gozaba de la hospitalidad de la corte de Esparta, el rey Menelao tuvo que viajar a Creta para asistir al funeral de su abuelo Catreo, y dejó encargado a su esposa la atención de su huésped.
Durante la ausencia de Menelao, Afrodita cambió los sentimientos de Helena, quien se enamoró de Paris, tal y como le había sido prometido al joven. Helena reunió sus tesoros y abandonó Esparta con Paris, viajando en su compañía hasta Troya.
Menelao, advertido por Iris que es la mensajera de la diosa Hera, regresó a Esparta apresuradamente para descubrir la traición y la huída de su esposa. Furioso, reunió a los reyes que le habían jurado alianza, y con el apoyo de Hera y Atenea inició el ataque contra el pueblo de Paris, iniciándose de este modo la larga Guerra de Troya, en la que se perdió la vida de muchos héroes como Aquiles y Héctor, y que terminó con la destrucción de la misma Troya.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
es genial gracias :)

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